“Fuera de matar a tiros a la gente
indígena, la manera más segura de matarnos es la de separarnos de nuestro
pedazo de Tierra.
Una vez separados o moriremos en nuestros cuerpos, o en nuestras mentes
y nuestros espíritus serán alterados de tal manera que acabaremos por imitar
maneras extranjeras y le construiremos una prisión extranjera a nuestros
espíritus indígenas que sofocan en vez de nutrir como lo hacen nuestros
territorios tradicionales de la Tierra. Con el tiempo perderemos nuestra
identidad y acabaremos por morir o inválidos mientras sufrimos bajo el nombre
de la ‘asimilación en otra sociedad´”.
Testimonio en el World Council of Indigenous
Peoples, 1985.
INTRODUCCIÓN
La conciencia de respeto
a los derechos básicos de los seres humanos viene en el siglo XVIII por el
contenido moral de pronunciamiento de aspiración de una sociedad ideal de los
estados republicanos, ya que si nacemos iguales deberíamos de ser iguales ante
la ley, y el vínculo de las personas con el Estado debe ser la nacionalidad y
el ejercicio de ciudadanía que nos da pertenencia a él como nos obliga a la
participación y nos demanda una lealtad.
La política de trato
igualitario llega a Hispanoamérica desde la fundación en el siglo XIX, desde
aquí tratando de uniformizar la cultura y lengua en el Estado de Nación
buscando la asimilación de las minorías étnicas a la sociedad dominante y
hegemónica. Desde los años sesenta se constata que los pueblos indígenas no
cedieron ante la sociedad mayoritaria buscando su reconocimiento como
sociedades diferentes.
Las sociedades
contemporáneas deben ir hacia un modelo de interrelación y enriquecimiento de
todas las culturas, propuesta conocida como sociedad intercultural.
En Ecuador así como en todo el mundo la diversidad étnica
es incalculable, su inclusión a la sociedad y reconocimiento de identidad es
una voz de reclamo latente, pero que se ha tornado cada vez con mayor fuerza cayendo
en acuerdos como la plurinacionalidad que no deja de ser un conflicto que no
refleja la realidad de la nación intercultural en la que vivimos.
La política multiculturalista que pretende proteger las
culturas indígenas no permite que estas se fortalezcan con políticas de integración de una sociedad
abierta, libre y plural.
Es indudable e
indiscutible que el ser humano no puede estar estático y continuará avanzando y
desarrollándose, rompiendo con murallas impuestas que antes eran imposibles de
romper, pero en este tiempo es cuando debemos poner un alto a la marginación y
exclusión de grupos de personas, proporcionándoles las herramientas como son
derechos igualitarios que a más de protegerlos les permitan ser parte de la
sociedad con el respeto hacia su cultura,
modos adquiridos de concebir el mundo, de pensar, de hablar, de expresarse,
percibir, comportarse, organizarse socialmente, comunicarse, sentir y valorarse
a uno mismo en cuanto individuo y en cuanto a grupo y particularidades étnicas dejándolos crecer
con dignidad.
Naturalmente, en muchas partes del mundo los grupos no están motivados
por la justicia, sino por el odio y la intolerancia, se aprende a aceptar que las personas actúan según sus propias
motivaciones y no según nuestras expectativas; se acepta que las otras personas
no sean como se desea, sino como realmente son.
Las
Nacionalidades y pueblos indígenas del Ecuador han resistido formas de
dominación, explotación y discriminación desde la colonia, durante más de cinco
siglos ha presentado el genocidio y etnocidio contra la humanidad, en
particular el mundo indígena; hemos sido aniquilado parcialmente, en ABYA-YALA.
La
Conformación de Organizaciones indígenas de nuestro país se remonta a 1927, se
organizó el sindicato de “El Inca” en Pesillo, Tierra Libre de Muyurcu, en
Cayambe, provincia de Pichincha. Estos sindicatos fueron organizados por los
Huasipungueros, arrimados y yanaperos, el objetivo principal era terminar con
los extremados abusos de los latifundios contra los indígenas; en 1934, se
realizó la movilización de la Conferencia de cabecillas Indígenas que
buscó caminos para construir una organización a nivel regional y
nacional, pero lamentablemente, en 1937 con la expedición de la ley de
Comunas se puso trabas ante la estructura tradicional del movimiento indígena;
en agosto de 1944, se constituye la Federación Ecuatoriana de Indios
(FEI), con el asesoramiento del partido Comunista y de la Confederación
Ecuatoriana de Obreros (CTE). La FEI, recogió por primera vez en su nombre
de sindicatos, comunas y del movimiento indígena, posteriormente quedándose
restringido por diferentes formas de abusos de los terratenientes.
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